Pierre de Coubertin, el “padre de los Juegos Olímpicos”, dijo sobre la participación de la mujer en el deporte: “Quizás las mujeres se darán cuenta, rápidamente, de que esta tentativa no beneficia ni a su encanto ni a su salud. Sin embargo, lo que sí tiene interés es que la esposa participe con amplitud en los placeres deportivos de su marido, e incluso que dirija de forma inteligente la educación deportiva de sus hijos. Una Olimpiada femenina sería impracticable, antiestésica e incorrecta”. Personalmente opino que Coubertin debería darse un paseo por las próximas olimpiadas y quizás se replantee lo que aquel día dijo.
Las primeras olimpiadas con participación femenina se dieron en 1900 en París, pero la competición de mujeres se desarrolló de modo extra-oficial. No fue hasta 1920, en las olimpiadas celebradas en Amberes, cuando el género femenino por fin compitió oficial y dignamente. Otra fecha clave fue México 1968, cuando una mujer – Enriqueta Basilio – fue la primera de su género en encender la antorcha. Desde entonces, la figura de la mujer en el mundo del deporte ha avanzado a pasos agigantados; esto no quiere decir que antes ellas no practicaran deporte, pero sin duda los estereotipos no facilitaron el desarrollo.
Actualmente existen aproximadamente 10 deportes olímpicos de participación exclusivamente femenina (entre los que se encuentran la natación sincronizada, la gimnasia rítmica o el heptatlón), frente a los aproximadamente 30 masculinos (como el decatlón, béisbol, boxeo…). Esta diferencia debe ser considerada representativa del camino que aún queda por recorrer; pero no sólo en la participación en competiciones, también en el sistema de financiación y subvención tanto pública como privada existe este machismo.
La lucha por el feminismo en el mundo del deporte se ha desarrollado de la mano de mujeres excelentes de procedencias diversas. Desde la rumana Nadia Comaneci (con su perfecto 10) hasta la contemporánea Annika Sörenstam (primera golfista en competir con hombres), pasando por la americana Lucy Harris (única mujer hasta la fecha en ser reclutada por la NBA) o Larisa Latynina (deportista con más medallas olímpicas – 18 – del mundo), todas ellas han sido excelentes muestras del potencial deportivo femenino que existe hoy y siempre ha existido; potencial que se debe seguir cultivando hasta conseguir la verdadera igualdad en uno de los sectores más importantes a nivel global.
Enriqueta Basilio
Nadia Comaneci
Annika Sörenstam